Marzo, pandemia, aislamiento obligatorio, cambio rotundo de nuestras vidas y también de nuestra cotidianidad dentro de Proyecto Suma.
Tuvimos que hacer un cambio forzado, apurado, que pensamos para uno o dos meses y terminó extendiéndose todo el año. Y así llegamos a diciembre, habiendo transcurrido la mayor parte de este 2020 dentro de nuestras casas, hiperconectados, con muchas horas de pantalla encima, pero extrañando los pasillos de Proyecto Suma, las actividades, los encuentros con mate, los desayunos compartidos, las salidas, las reuniones de equipo.
Como institución, hicimos lo posible por mantener el compromiso de asistencia a los usuarios y familias que integran la comunidad de Proyecto Suma. Acompañamos y ajustamos las propuestas de tratamiento. Esto requirió mucho esfuerzo, flexibilidad y creatividad de parte de todos los equipos.
Dentro del grupo de pacientes/usuarios, algunos descubrieron nuevas posibilidades a partir del uso de la tecnología informática, probaron talleres nuevos y se beneficiaron de no tener que salir de casa. Otros, en cambio, padecieron el encierro, se incomodaron con la cámara, las imágenes de los otros en pequeños rectángulos resultaron intimidantes, lejanas. Para cada quien, se trató de vivencias diferentes.
Las circunstancias que está viviendo nuestro país y el mundo entero nos ha implicado a todos poner a prueba nuestra capacidad de adaptación.
Llegamos a este cierre de año habiendo incorporado muchos recursos con los cuales seguir trabajando el tiempo que nos quede de pandemia. Seguramente atravesaremos tiempos de más o menos presencialidad, sistemas mixtos de tratamientos de acuerdo al devenir de los contagios y las disposiciones sanitarias.
Mi agradecimiento a todos los que vienen participando de este proceso desde los distintos lugares, a todos los que hacemos Proyecto Suma.
Dra. Raquel Gabriel
Directora Médica de Proyecto Suma